Afortunadamente, desde los inicios de la humanidad ha habido gente cuyo propósito principal fue cuestionar todo lo que se les decía, informaba y veía; personas que trasmitieron a las generaciones siguientes esta forma de pensar, por lo que, gracias a infinidad de cuestionamientos sobre los sucesos cotidianos, paulatinamente se fueron destruyendo tabúes, dogmas y formas de pensar adversas a la prudencia, la congruencia y la realidad.
Sin embargo, y como para todo hay gente, sigue habiendo personas que creen que la Luna es de queso, que no cuestionan nada de lo que les llega y que sigue creyendo a pie juntillas todo lo que se les dice no nada más por sus familiares mayores, sino también por otras personas que posiblemente se aprovechan de la ingenuidad de otras o de su falta de ganas para investigar si lo que se les dice es verídico o no, gente que no les interesa saber más de lo que ya saben y que creen que no hay nada más allá.
Un claro ejemplo muy palpable lo hemos sufrido no nada más los mexicanos, sino tal vez la mayoría de la población mundial cuando los medios informativos comenzaron a penetrar en las sociedades y que la mayoría de las personas tomaban como una verdad irrefutable todo lo que se informaba en los medios entonces impresos; una forma de penetración que se incrementó aún más cuando llegó la radio y todavía más con la llegada de la televisión, sobre todo cuando ya una gran mayoría de la población tuvo acceso a estos medios de trasmisión televisiva.
Desde siempre, quizás desde el inicio en que hubo informadores se nos han ocultado algunas noticias, eventos y sucesos o, en su caso, se nos han dicho infinidad de mentiras, varias de ellas para ocultar o desviar la atención sobre otras noticias de las que nada más se oyen rumores o no llegan a otras partes; sin embargo, y como nunca faltan testigos, posteriormente se dan a conocer las verdades, como ha ocurrido con matazones, asesinatos, represiones violentas de las autoridades en turno, así como echarle la culpa a otras personas o grupos sobre acontecimientos nefastos, pues es bueno recordar el 2 de octubre de 1968, el 10 de junio de 1971 (no se olvidan), Aguas Blancas, Acteal, Tlataya, Ayotzinapa, etcétera.
Se ha documentado que hoy en día ya muy poca gente lee los periódicos impresos, que también hay menos personas que oigan noticias en la radio al preferir más oír música que noticias, aunque todavía podría haber más gente que siga oyendo noticias por la radio y, en cuanto a los medios impresos, estos sí cada vez se imprimen menos, aunque afortunadamente ahora con la tecnología del internet, muchos de estos medios que ya no se imprimen ahora se reproducen en portales de internet; y si bien esta tecnología aún no llega a un gran número de personas, cada vez va llegando más y más a más población, posiblemente al igual a como llegaron a penetrar los periódicos impresos, la radio y la televisión, por lo que en forma prácticamente similar tal vez no esté muy lejano el día en que ya toda la información se base más en las redes sociales.
Y es aquí en donde más prudencia se debe tener debido al avance de la llamada inteligencia artificial, pues cada día se ven imágenes tergiversadas ya sea en fotografías o videos; imágenes que después se aclara que fueron creadas por esa inteligencia artificial, pero otras no; sin embargo, aunque se aclare que son imágenes trucadas, hay personas que se quedan con lo primero que vieron tomando como cierto lo que vieron, miraron y oyeron.
Pero no basta con la inteligencia artificial e imágenes tergiversadas, pues con el solo hecho de decir algo, hay gente que así lo cree, como cuando se dijo en la campaña presidencial para el 2006 de que Andrés Manuel López Obrador era un peligro para México, así como toda la información falsa que se le atribuyó ya en el 2018 y hasta la fecha ahora con la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en donde las críticas a su forma de gobernar y pisar callos de sectores pudientes de la sociedad, así como de periodistas e informadores que debido a que, se dice, perdieron varios de sus privilegios de antaño, ahora hacen todo lo posible por tratar de desprestigiar todos estos cambios a favor de las clases más necesitadas del país y no nada más para unos cuantos como se acostumbraba anteriormente.
Para nada les ha servido a estos periodistas e informadores, así como a pseudo intelectuales chafas cuyo prestigio si ha quedado más por los suelos y en entredicho al insistir que vamos a una dictadura.
Sea pues. Vale.