Opinión

CON PRECAUCIÓN: PARA LOS FERROCARRILEROS DE ANTAÑO SÍ HUBO TIEMPOS MEJORES

Sergio Mejía Cano

Viernes 7 de Noviembre de 2025

Hay quienes critican a los que usamos en determinadas ocasiones la expresión de que todo tiempo pasado fue mejor; y si bien todo tiempo es tiempo de cada quién en su momento, se dan situaciones que en realidad hacen añorar tiempos pasados.

Existe la posibilidad de que aún haya gente que, en cuanto a seguridad se refiere, que hubo una época en que se podía dormir con las puertas y ventanas abiertas, cubiertas las puertas únicamente con una reja para evitar la entrada de canes y, algunas ventanas con reja para que no entraran aves o animales que vuelan durante la noche e incluso felinos.

Hoy en día algo así es impensable, pues hay barrios en donde ni siquiera en el día se pueden tener las puertas abiertas o si están cerradas con la chapa asegurada y, en caso de que alguien llegue a tocar se abre nada más un postigo o en caso de que haya cancel, atender a quien toca de lejecitos, pues no vaya siendo; y no es por paranoia, sino porque tal y como dice el Principito: uno nunca sabe, pues no vaya a ser que la persona que está detrás del cancel nos dé un jalón y nos saque un arma ya sea blanca o de fuego.

Es obvio que muchas cosas han cambiado al paso de los años como el simple andar en la calle, estar en una plaza pública, abordar o ir en un camión, ir de compras o a determinado asunto personal o de familia, pues todo, todo ya es muy diferente a antaño en el entendido de que algunas cosas han cambiado para bien, pero otras también para mal como las privatizaciones de empresas antes consideradas como estratégicas para el país, verbi gracia, los ferrocarriles, las minas, los ingenios, las comunicaciones en general, etcétera.

Y a propósito de los ferrocarriles, la concesión de las vías férreas al capital privado generó un cambio absoluto entre el gremio ferroviario, tan así que, si antes de la vuelta a la privatización de las líneas ferroviarias los días 7 de noviembre de cada año era esperado con ansias por los trabajadores ferroviarios, precisamente por ser este día el día del ferrocarrilero debido a la gesta heroica de Jesús García Corona, un 7 de noviembre de 1907 en el pueblo de Nacozari, Sonora, al evitar que un carro cargado con dinamita para las minas explotara en este pueblo, logrando sacar dicho carro de ferrocarril acelerando la locomotora a las afueras del poblado.

Así que, desde el año de 1935 durante el gobierno del entonces presidente de la República, don Lázaro Cárdenas del Río, este día se estableció como día del ferrocarrilero, por lo que todos los trabajadores ferroviarios año con año lo llegaron a celebrar hasta el año de 1997, porque si bien la concesión de los ferrocarriles se concretó totalmente en febrero de 1998, este mismo año ya no se festejó nada porque no había nada que celebrar, pues había mucha tristeza en el gremio debido a que debido a la privatización casi el 80 por ciento de la planta laboral quedó en la calle, aumentando cada día esta cantidad de trabajadores de ambos sexos sin empleo al ir reduciendo aún más la planta laboral en todas las ramas existentes como oficinas y similares, talleres, alambres, vía y estructuras, Servicios Coches Dormitorios -SCD- y transportes.

Oficinas y alambres redujeron su personal debido a la cibernética, pues si antes un departamento de oficinas ocupaba 80 empleados, con la computación ahora cuando mucho 10 trabajadores; en cuanto a alambres, con el cambio del sistema del despacho de trenes ya no se ocuparon jefes de estación y menos telegrafistas, pues el control de los trenes se modificó vía radio con señal satelital y de fibra óptica. Y la solicitud para el movimiento de unidades para carga y descarga de flete hoy se hace por medio de internet; los talleres y reparación de unidades de arrastre se sub concesionaron a particulares, SCD desapareció junto con los trenes de pasajeros. Vías y Estructuras redujo su personal al modernizar el sistema del arreglo de las vías y transportes redujo a las tripulaciones de los trenes de seis a tres elementos y en algunos casos solo conductor y maquinista.

Así que, por lo mismo, ya no hubo nada que festejar. Lejos quedaron aquellos días en que se hacían comidas, bailes, torneos deportivos entre los trabajadores y sus familias, premios, etcétera. Festejos que empezaban desde las 00:01 horas del 7 de noviembre colocando petardos en los rieles, unos petardos de señalización que, al pisarlos las ruedas tronaban, así como el sonido del silbato de las locomotoras dando las mañanitas al día del ferrocarrilero.

Sea pues. Vale.