Tienen razón los diputados Ramón Cambero Pérez y Jaime Cervantes Valdez, de las fracciones parlamentarias del PAN y del PT, respectivamente, al señalar que propuestas como la que hace la diputada Marisol Contreras, de la bancada de Morena, tienen que considerar las reacciones conductuales de los humanos cuando se trata de respetar reglas, normas y leyes.
La diputada pide, por medio de una iniciativa que modifica algunos artículos del Código Penal, que motociclista que conduzca en estado de ebriedad o bajo los influjos de sustancias tóxicas, sean sancionados con hasta 6 años de cárcel o con una multa de 57 mil pesos.
Su propuesta no es mala porque, como ella misma explicó, tiene como objetivo evitar accidentes y muertes; pero, si se considera lo que expresan los diputados ya mencionados, la propuesta puede mejorar.
Y es que multas tan altas pueden provocar que el enfoque que se le dé a las sanciones sea meramente con fines recaudatorios, dejando de lado el propósito de poner orden y de garantizar la seguridad de conductores y peatones.
De ser así, entonces se correrá el riesgo de reducir aún más la vigilancia por parte de los agentes viales, pues con unos cuantos sancionados se obtendrían cantidades satisfactorias para las metas de recaudación.
Dicho de otra manera, el efecto sería negativo pues modificaría la conducta de las autoridades, y como a Jaimito el cartero, les ayudaría a evitar la fatiga.
Lo que mejor puede funcionar es que la vigilancia se incremente y que las sanciones que ya están estipuladas en verdad se apliquen, pues así los motociclistas que son irresponsables no tendrían recursos para estar cambiando de motocicletas como cambiar de calzones, por la facilidad que tienen de comprar este tipo de vehículos con el pago de abonos pequeños.
A los problemas hay que atacarlos con seriedad y congruencia, como proponen Ramón Cambero y Jaime Cervantes, pues de lo contrario lo único que se logrará es aumentar la voracidad de algunos y el valemadrismo de otros.
SECRETO A VOCES: Dicen que se deben hacer buenas leyes, para evitar los posteriores exhortos.